Existen dos formas de pedir dinero prestado: los créditos y los préstamos. Para conocer ambos términos más a profundidad, a continuación detallaremos las diferencias entre ambos: a grandes rasgos, un préstamo es un tipo de crédito a corto plazo que se solicita para cualquier propósito personal, mientras que un crédito suele tratarse de un financiamiento asegurado a partir de los activos de la persona que lo solicita, tales como propiedades inmuebles o vehículos, y se utiliza comúnmente para compras a gran escala.
Ambos tipos de financiación constan de cuatro componentes principales: monto, tasa de interés, pago y plazo. Para comprender mejor estos términos financieros, es necesario tener un conocimiento más profundo de cada uno de ellos:
Entre los diferentes tipos de financiamiento de este tipo destacan los créditos hipotecarios, los comerciales o los vehiculares, los cuales pueden tardar varias semanas en aprobarse porque los montos a prestar suelen ser altos y las instituciones financieras necesitan comprobar la existencia y condición de los activos que servirán de garantía.
De esa forma, si no se pagan las cuotas de un crédito, el banco suele recuperar la propiedad utilizada como garantía. Asimismo, es importante tener en cuenta que el monto recibido no necesariamente va uno a uno con el valor del activo: por ejemplo, ofrecer un vehículo de €70k como garantía no significa que se otorgará un crédito de €70k obligatoriamente.
Por su parte, los préstamos se han convertido en el tipo de financiación más popular hoy en día debido a que se requieren menos requisitos para obtenerlo. Por ejemplo, el historial crediticio no influye en el proceso de aprobación, y por lo general, los préstamos se aprueban más fácilmente debido a las pequeñas cantidades de dinero que se comprometen.
Estos préstamos se utilizan comúnmente para costos de educación, emergencias, propósitos personales o consolidación de deudas. Cabe resaltar que, si no se pagan las cuotas de un préstamo, esta deuda se enviará a una oficina de cobranza y se reducirá la puntuación crediticia del prestatario, pero el usuario no correrá el riesgo de perder ningún activo.
Los préstamos también tienen algunas ventajas no tan obvias: la flexibilidad en la selección del monto a solicitar y en los términos del préstamo, así como la posibilidad de convertirse en una buena base para la construcción de un historial crediticio positivo en el futuro.
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Recordad que, al pedir un préstamo, estáis solicitando una cantidad fija de dinero que acuerdas devolver en un plazo determinado, generalmente con intereses. La tasa de interés aplicada dependerá de los términos de la oferta, donde también se incluyen las formas de pago, el monto y otros detalles como las penalidades por pago anticipado.
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